miércoles, 9 de mayo de 2012

Los Barcelonnettes en México.

Se les llama barcelonnettes, a los migrantes franceses, provenientes de los Alpes de la alta Provenza, en especial del valle de Barcelonnette y del valle de Ubaye, que vinieron a México, a partir de 1821, en busca de mejores condiciones de vida.
La ciudad de Barcelonnette,está situada en un valle frío, entre montañas, con un suelo poco fértil, que apenas produce vegetales para sus habitantes.
Los pastizales de las montañas, le permite a su gente, alimentar, en verano, a miles de borregos, riqueza de la región. Sin embargo, en el siglo XVIII, los barcelonnettes transformaron la lana de sus borregos en telas burdas y sargas mezcladas con cáñamo. Esto les permitió ofrecer sus productos en las grandes ciudades cercanas. comenzaron así, una industria que les permitió trabajar durante el largo invierno, además de conseguir productos que escaseaban en la alta montaña.





Con el tiempo, las antiguas manufacturas caseras, de tela burda, comenzaron a desaparecer ante la competencia de las fábricas que elaboraban telas de mejor calidad. La industria de la lana fue decayendo poco a poco, hasta casi desaparecer.




Los primeros barcelonnettes que llegaron a México fueron los hermanos Arnaud, del telar de Jausiers, que fundaron la tienda Las Siete Puertas, en la calle de Porta Coeli. En 1830, otros tres paisanos los alcanzaron.
Quince años después, dos de ellos, regresaron al valle con una enorme fortuna. La nueva riqueza, dentro del pueblo atrapado por las montañas, contagió a los pobladores que pronto quisieron venir a vivir el sueño mexicano: en 1830 Eugene Caire y Alphonse Jauffred se fueron a trabajar como empleados de los Arnaud, en los cajones de ropa.
Los cajones de ropa ofrecían telas y prendas de vestir importados de Francia. Los trabajadores, todos migrantes, vivían dentro del negocio, en la trastienda y poco salían a la calle, ya que hasta los alimentos los hacían ahí. El dinero que ahorraban, lo mandaban a Barcelonnette o enviaban por un familiar.
De hecho, fue tal el deseo por venir a América, que en 1828 se fundó una compañía de viaje para traerlos. La primera oleada llegó a Coatzacoalcos. Al año siguiente llegaron otras dos oleadas, pero fracasaron debido, primero a un naufragio, luego debido al clima, las enfermedades, por no recibir los apoyos. La mayoría murió, los sobrevivientes se dispersaron en Veracruz, Oaxaca y Tehuantepec.
La segunda experiencia corrió con mejor suerte. Stéphane Guénot compróun predio en las riveras del río Nautla, en Jicaltepec, Veracruz. En 1833, organizó un desplazamiento de 80 colonos, para fundar un asentamiento de más de 600 personas, la cual prosperó.
En 1838, Eugene Caire, Alphonse Jauffred y Gabriel Derbez, fundaron en el Portal de las Flores No 5, la casa de comercio que fue el sitio de llegada de todos los migrantes franceses, donde recibieron hospedaje y un trabajo.
Los migrantes encontraron en México, una población distinta a la europea, pero supieron adaptarse y con el tiempo fundaron una colonia, con establecimientos que ofrecían productos del país que dejaron, y con escuelas que educaron a sus hijos en dos idiomas.
A finales del siglo XIX y pricipios del siglo XX, gracias a la Pax Porfiriana y a los muchos incentivos que el presidente Porfirio Díaz dio a lainversión extranjera, los cajones de ropa de los barcelonnettes se convirtieron en los grandes almacenes de moda, donde no sólo se ofrecían telas y ropa, sino también se vendían sombreros, muebles, artículos de lujo, y las mercancías más exquisitas importadas de Europa. Así nacieron El Palacio de Hierro, El Puerto de Liverpool, El Puerto de Veracruz, La Ciudad de México, El Centro Mercantil, Las Fábricas de Francia y Las Fábricas Universales.




Para no depender tanto de Francia y poder abaratar el costo de la ropa, el 28 de junio de 1889 se constituyó la Compañía Industrial de Orizaba. CIDOSA.
CIDOSA  compró terrenos en Río Blanco, Veracruz, cerca de la ciudad de Orizaba, donde construyó la mayor y moderna fábrica textil, cuya huelga obrera en 1907, fue detonante del descontento social.
El capital lo aportaron, un grupo de comerciantes barcelonnettes: Joseph Tron, propietario del Palacio de Hierro; Ebrard y Cía, propietarios de El Puerto de Liverpool; J Ollivier, dueño de La Ciudad de Londres, Signoret y Honnorat, dueños del Puerto de Veracruz; Lambert del Correo Francés.




Así mismo, fueron los Barcelonnettes, los fundadores de los primeros bancos en México: El Banco Nacional de México, en 1904; El Banco de Londres y México en 1884; El Banco Ágricola e Hipotecario, en 1897, El Banco de Morelos, en 1902.
Otras industrias barcelonnettas en México fueron la fábrica de cigarros El Buen Tono y la Fábrica de papel San Rafael.
La presencia francesa en México fue importante. Una vez que el régimen de Porfirio Díaz cayó, muchas familias decidieron quedarse en el país, otras volvieron a Barcelonnette, dueños de un gran capital, y en agradecimiento al presidente mexicano, una calle de los Alpes franceses, lleva su nombre.

domingo, 26 de febrero de 2012

Sobre las Olas, el más bello vals mexicano. Música referida en el libro No me digas que fue un sueño

Sin duda uno de los valses mexicanos más bonito y que ha trascendido a todos los tiempos ha sido Sobre las Olas. Parece increible que su autor, Juventino Rosas, aún sin conocer el mar, haya logrado captar la majestuosidad de las olas, inspirado en el chocar del agua contra las piedras de los manantiales del Sauz.
A la orilla de Sauz, Junto al manantial, primer y segundo nombre de la obra, compitió con los grandes valses europeos, de moda durante el Porfiriato; en especial con el Danubio Azul, otro vals inspirado en las aguas que corren, del austriaco Johann Strauss hijo.
Nacido en el pueblo de Santa Cruz, guanajuato, en el año de 1868, Juventino creció rodeado por la tradición musical, pues no sólo la familia se dedicaba a tocar el violín, el arpa y el piano, sino que el pueblo se especializaba en la fabricación de instrumentos musicales. En Santa Cruz, la familia Rosas Cadenas formó un cuarteto musical que amenizaba las fiestas del pueblo y de comunidades vecinas.
En 1875, la familia Rosas vino a vivir a la Ciudad de México y se asentaron en el barrio de la Lagunilla. Continuaron con la orquesta y tanto Juventino como su hermano Manuel trabajaron de violinistas, guitarristas y cantores en la iglesia de San Sebastián.
Al morir sus padres y hermano, Juventino se fue a radicar al poblado de Cuautepec de Madero, donde en el año de 1885 compuso la obra que le daría fama internacional: Sobre las olas, además de componer el vals que le daría entrada al mundo social de México, Carmen, en honor de Carmelita Romero Rubio de Díaz, en honor de la esposa de presidente don Porfirio Díaz.
El nombre de Sobre las Olas, se lo sugirió doña Calixta Gutiérrez, dama de sociedad, que en su casa recibió a literatos y compositores de la época, ya que las notas no se identificaban con un simple río, sino con la inmensidad.  
En una decisión poco afortunada, Rosas vendió los derechos de Sobre las Olas, a la sociedad Prusiana Wagner y Levien, que aunque le dio a conocer, no le compartió las ganacias económicas que produjo la obra.
Desafortunado en amores, en 1892, se casó con Juana Morales, quien lo abandonó a los pocos meses, no sin antes dedicarle a su amor la mazurka Juanita opus 22.
Participó en varias giras como director de la Orquesta Típica Mexicana. Asistió a la Exposición Universal Colombina en Chicago, Illinois, en cuyo certamen Juventino obtuvo 4 medallas de oro, diplomas honoríficos y el título de Profesor de Composición de Mérito.
La gira continuó en Cuba donde Juventino Rosas enfermó de mielitis espinal, lo que le produjo dolor, debilidad, parálisis y al final la muerte en julio de 1894, a la edad 26 años.
En 1909, el periodista Miguel Necochea y la Sociedad de compositores Mexicanos, con la ayuda económica de muchos mexicanos radicados en la isla carbeña, lograron trasladar los restos de Juventino Rosas, los cuales fueron enterrados en el panteón civil, para después, en 1939, ser depositados en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón de Dolores, en la Ciudad de México.
Además de Sobre las Olas y Carmen, escribió 9 valses más, 4 polkas, 4 mazurkas, 7 chotises y 7 danzas.